El derecho a la vida de nuestras comunidades indígenas

Chimbote en Línea (Por: Fray Héctor Herrera OP) Con profundo dolor vemos como nuestros pueblos indígenas de la Amazonía peruana siguen siendo maltratados y se les quita la vida impunemente, sin tener la protección del Estado peruano. El 1 de setiembre fueron asesinados, en la provincia de Coronel Portillo (Ucayali) 4 miembros del pueblo asháninca: Jorge, Francisco, Leoncio y Edwin Chota, este último jefe de la  comunidad y fundador de Comunidades Nativas Ashánincas de Masisea y Callería. Esto lo causaron las mafias madereras que talan los bosques y se llevan fácilmente el 70% de la exportación maderera.

Las comunidades indígenas se sienten desprotegidas. Es urgente que el Estado asuma con firmeza la defensa de la vida y la protección de las comunidades indígenas, cuya vida y hábitat está en las manos de las mafias ilegales tanto madereras como de la minería informal, que han convertido esta actividad en un crimen organizado.

Las comunidades nativas defienden la conservación de la biodiversidad. Sus territorios que les pertenecen,  “constituyen la población más antigua del continente” (DA 88), deben ser protegidos y las leyes deben reconocerlos con su derecho a proteger las reservas naturales, la creación de industrias de exportación manejados por ellos mismos, que conocen mejor que nadie el territorio que habitan. Así como respetar su lengua, su derecho a la educación y mejor calidad de vida. Porque: “Las culturas indígenas se caracterizan, sobre todo, por su apego profundo a la tierra y por la vida comunitaria, y por una cierta búsqueda de Dios” (DA. 65)

Es urgente que el Congreso, los poderes del Estado y la sociedad civil, tomemos en serio la responsabilidad y conciencia que nuestros hermanos indígenas, constituyen gran parte del territorio nacional. Y que “sufren graves ataques a su identidad y supervivencia, pues la globalización económica y cultural pone en peligro su propia existencia como pueblos diferentes” (DA. 90)

Es hora ya que el Estado proteja el territorio de todos los pueblos indígenas, que proteja la biodiversidad, los ríos, las especies diversas. Sólo la Iglesia a través de los distintos misioneros dominicos, franciscanos, agustinos, entre otros se identificaron y salvaron en parte el territorio nacional brindándoles educación, salud y se enfrentaron a las mafias que siempre asesinaron a los indígenas, sin que a nadie le importe la vida de esos pueblos ¿Acaso no son personas? ¿Su vida no vale igual que la de cualquier persona? ¿Por qué se permite que las mafias madereras y mineras sigan invadiendo sus territorios sin que paguen por los crímenes y atropellos que cometen? ¿Hasta cuándo el Estado va a permanecer impasible e indiferente?.

Es urgente una política forestal, que no puede concederlas, sin escuchar a las nacionalidades indígenas, garantizando la propiedad de sus tierras y sus bosques.

Ojalá que también en la escuela, en los foros educativos, socio político y económico se tome en cuenta a las comunidades indígenas para protegerlos. La conciencia cristiana urge el amor y el respeto por dichos pueblos que son parte de nuestra nación.

(Foto: Servindi)

 

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