Pero pronto se comprobó que todo era falso porque nunca apareció el tal “Gerry” y la agencia de noticias que decía representar existe pero es filipina y nada tuvo que ver con el tema.
Esta es solo una mínima muestra de lo que se puede hacer por la popular red social Twitter a la que muchos consideran una buena herramienta para la práctica del periodismo porque el sistema es atractivo y en casos determinados hasta apasionante.
Siguiendo los “tweets” que surgen a gran velocidad en el pequeño recuadro que solo admite 120 palabras es posible perseguir la actualidad a paso más rápido.
Tiene sin embargo varios graves defectos: Cualquiera puede inventar noticias y lanzarlas sin responsabilidad alguna porque lo virtual es el reino de todos y de nadie.
Se puede crear medios falsos. La impunidad es absoluta porque, como se puede comprobar, la mayoría escuda sus textos bajo seudónimos. El insulto es moneda corriente, no hay problema…
Lo central y decisivo es que carece de credibilidad, el elemento que distingue a lo que es auténtico periodismo.
Es verdad que al lado de las sombras del Twitter hay enlaces que nos llevan a buen periodismo pero las suplantaciones ya se están haciendo tan frecuentes que es necesario desconfiar.
Twitter es hoy un sembrador de rumores y chismes, de adjetivos calificativos, opiniones al paso (como hago yo desde mi cuenta “TioJuanito” de cuando en cuando), de noticias breves, enlaces a otros medios, etc. A toda esa mezcla bien podría llamársele el nuevo Nuevo Falso Periodismo.
Debe tenerse en cuenta que este formidable invento no fue desarrollado para hacer periodismo sino para socializar, enterarse de “qué estás haciendo” y ha tenido tal éxito que todos se han rendido ante su eficacia, incluyendo a muchos periodistas que ya lo consideran como una nueva práctica del oficio.
Y que mis jóvenes colegas disculpen mi irreverencia pero prefiero ser conservador para enterarme de lo que está pasando.