Literatura de Chimbote: mar de premios

(Por: Ricardo Ayllón) “En música los Rumbaneys, en vóley la selección, en fútbol el José Gálvez, José Gálvez es campeón” reza la parte más recordada de una conocida y pegajosa cumbia chimbotana. Y yo creo que si quisiéramos alargar la letra de este estribillo optimista, habría que incluir definitivamente a nuestros escritores.
Lo digo porque, a propósito del éxito del poeta César Quispe y del estudioso Gustavo Tapia al obtener premios en Poesía y Ensayo en El Salvador hace solo dos semanas, vale recordar que la serie de reconocimientos nacionales y mundiales entre nuestros creadores, no es cosa reciente sino toda una tradición.

Para demostrarlo, va a continuación este recuento de triunfos fuera de las fronteras locales que no son poca cosa, pues por su importancia y su caudal constituyen parte substancial del fundamento cultural que toda sociedad necesita en su afán de erigir y sostener su identidad.

Ya en 1957, el chimbotano Miguel Rodríguez Paz gana los Juegos Florales de la Universidad Nacional de Trujillo con su cuento “Hombres, mar y puerto”; mientras que en 1963 y 1964, Julio Ortega (natural de Casma pero con residencia juvenil en Chimbote y sampedrano de formación) triunfa en los Juegos Florales de Cuento y Poesía de la Universidad Católica del Perú; y apenas tres años después, obtiene el Primer Premio de Ensayo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Pero no avancemos tan rápido, retrocedamos un año y recordemos que en 1966, el gran Juan Ojeda obtiene la primera mención honrosa en el concurso “Poeta Joven del Perú” con su texto “Elogio de los navegantes”. Y durante esa misma década, el morino de origen chino aunque de residencia chimbotana, Enrique Cam Urquiaga, obtiene en 1967 la “Carabela de Bronce” en un concurso internacional convocado en España.

Ya en los años setenta ingresa la figura promisoria de Óscar Colchado Lucio, quien demuestra su calidad creativa obteniendo, en 1978, el Premio “José María Arguedas” de la agrupación Cronopios de Trujillo.

Sin embargo, este premio constituye apenas la punta del iceberg del caudal de reconocimientos obtenidos luego con su obra. Colchado residió en Chimbote hasta el año 1983, y mientras estuvo en el puerto, fue dos veces finalista del Premio COPÉ de Cuento, logrando por fin el primer puesto en 1983 con “Cordillera Negra”. Pero antes de pasar a los años ochenta, recordemos también que en 1977, un joven Jaime Guzmán Aranda gana los Juegos Florales de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega con su poemario “Patio de prisión”.

Los años ochenta no dejan de ser prolíficos en premios. Uno de los más importantes es el logrado en 1980 por Dante Lecca: Primer Premio en el Concurso Nacional de Poesía Popular organizado por la Asociación Tarea; y luego, finalista en el Concurso de Poesía Juvenil de “El Diario” (1983).

Durante los ochenta, también, es el turno de Gonzalo Pantigoso, quien en 1983 vence en el Concurso Departamental de Poesía organizado por el Grupo de Trabajo “Río” de Cajamarca; asimismo, el turno de Marco Merry, quien ese mismo año obtiene el tercer lugar en el certamen literario organizado por Helquero Editores, de Buenos Aires (Argentina), mientras que, luego de dos años, figura entre los ganadores del concurso “El cuento breve” del desaparecido diario “La Crónica”, certamen en el que también fueron finalistas Marco Cueva Benavides y Félix Ruiz Suárez.

Sin embargo, Colchado, durante esta misma década, no pierde tiempo, y además del COPÉ de Cuento, gana el Premio “José María Eguren” de Poesía (1980), el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (1985) y el Premio Latinoamericano de Cuento CICLA (1987).

Los noventa, por su parte, sirven para ratificar la calidad de algunos de nuestros creadores, como la de Dante Lecca quien consigue el Primer Premio en los Juegos Florales de la Municipalidad Provincial de Ilo (1993); o la calidad de un ya consagrado Óscar Colchado, quien se levanta con el primer puesto en el Premio Nacional de Educación “Horacio” de Novela (1995) y el Premio Nacional de Novela “Federico Villarreal” (1996).

Esta década es interesante pues surge una nueva generación de escritores, los cuales brindarán renovados aires a la creación literaria local y nuevos e importantes logros al puerto. No obstante, vale recodar que los noventa finalizan muy bien gracias al Primer Puesto logrado por Marco Merry en el Concurso Nacional de Literatura de la Compañía de María – Marianistas, del Consorcio de Colegios Católicos del Perú, en 1999, así como la Mención Honrosa en el Concurso de Narrativa Lundero obtenido ese mismo año por Ítalo Morales.

Durante los últimos años, Chimbote ya es reconocido como un referente obligado en el mapa de la literatura nacional, por eso no extraña el enterarse de los nuevos premios conseguidos por sus hijos.

Entre los más importantes, desde el año 2000 en adelante, se encuentran los obtenidos por Roger E. Antón Fabián: Primer Premio en los Juegos Florales de Cuento de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (2003) y segundo lugar en la III Cuentatón de Lima ese mismo año; el tercer puesto en el Premio Nacional de Educación “Horacio” en Poesía a cargo de Eva Velásquez Lecca (2004); el Premio “Pluma Vallejiana” a nivel interconsorcial de la Universidad César Vallejo logrado por Denisse Vega Farfán, quien además se consagra con una Mención Honrosa en la XIII Bienal de Poesía del Premio Copé Internacional (2007) y el Primer Puesto en el Premio “Poesía Joven del Perú” (2008).

Además, son importantes los logros de Augusto Rubio Acosta, escritor que, en su faceta de periodista, obtiene el Premio Nacional de Periodismo 2007 (categoría crónica) convocado por el Mimdes y el Premio Nacional de Periodismo CVR + 5 (categoría reportaje escrito) del Consejo de la Prensa Peruana y el Movimiento Ciudadano Para que no se repita (2008).

También el segundo lugar del narrador Fernando Cueto en el Concurso de Novela Política Premio Pasacalle 2008; el Premio Latino Book Awards en Nueva York en la categoría Mejor Novela de Ficción Histórica en Lengua Inglesa obtenido el año 2009 por Braulio Muñoz; el primer lugar en el Concurso Bonaventuriano de Poesía de Cali, Colombia, logrado en el 2009 por César Quispe Ramírez.

Para, finalmente, desembocar en los dos premios mencionados al principio de esta nota: los primeros puestos conseguidos por el mismo Quispe Ramírez, en Poesía, y por Gustavo Tapia Reyes, en Ensayo Breve, del I Premio Internacional “Carlos Ernesto García”, convocado por la Universidad  Francisco Gavidia, de El Salvador.

¿Alguien puede negar que esto de ganar premios entre los escritores de Chimbote, sea una tradición? Y no me cabe la menor duda que en este fugaz repaso se me deben haber escapado otros logros. Este es el verdadero rostro de la literatura de Chimbote. Ojalá que esta nota nos ayude a conocerla y a conferirle su verdadero valor.