El contenido y forma

(Por: Antonio Luna Neyra)  Algunos analistas políticos de Chimbote quieren justificar la salida escabrosa, ruidosa y desacertada del gobernador provincial Dr. José Calderón  por supuestamente haber desobedecido la directiva de una funcionaria del Ministerio del Interior, Dra. Nena Escalante,  que al mismo tiempo es responsable político regional del partido de gobierno.

El depuesto gobernador, nunca se enteró que lo iban a sacar sino hasta que recibió su resolución de cese, aunque algunos se jactan haber conocido de la jugada macabra algunos días antes. En realidad  Calderón fue destituido sin previo aviso y ni siquiera, en último caso,  fue invitado a  renunciar para darle un curso  más decoroso y honorable a su salida, por respeto a su digna labor cumplida, pues finalmente lo que cuenta es si su desempeño era positivo o no para la ciudad.

El estropeado nacionalista fue tratado como un mal funcionario o como si fuese enemigo del partido nacionalista por el hecho que  en cumplimiento de su competencia como Gobernador Provincial, responsable de la designación de los tenientes gobernadores, se negó a cambiar al Teniente Gobernador del Cercado de Chimbote, José Díaz Polanco, otro fundador del Partido Nacionalista a quien lo  vinculan con el congresista Freddy Otárola. Los gobernadores no pueden ser manejados como títeres ni obligados a hacer cosas que ni la Ley ni  la ética política y social contemplan. ¿Acaso necesitamos más chalecos y comandos?

Esto demuestra que lo que yace en el fondo del espinoso asunto son problemas internos entre facciones distintas del P N, contradicciones que nada tienen que ver con diferencias ideológicas, políticas ni programáticas, ni siquiera con malas performances de los gobernadores en cuestión, sino con temas de orden personal, de grupos y caudillos  que pugnan por escalar posiciones y consolidarse dentro del aparato estatal para beneficio propio.

Esta es la contradicción principal del conflicto del partido en esta región. Unos que desean realizar una gestión de gobierno la más transparente, justa, unitaria y democrática posible a favor de la población y otros que actúan de manera sectaria, divisionista y oportunista con intereses camarillescos, ajenos a los intereses populares.

De manera que no es de extrañar la forma conspirativa y deslucida empleada para  cambiar al ex gobernador por que encaja perfectamente con el contenido del problema y a no ser que el contenido cambie sustancialmente, las formas inadecuadas que emplearán seguirán siendo las mismas contra todos los que quieran actuar con corrección. En todo caso la permanencia de los que ocupan estos cargos de confianza dependerá de su  alineamiento con las formas y contenidos equivocados y censurables que dominan.

En estas condiciones a los gobernadores más honestos solo les quedarán dos caminos: renunciar o que los boten, si no tienen la valentía de desenmascarar y denunciar el autoritarismo y acabar con el abuso y la tiranía.

Lo que tampoco llama la atención  es que un hombre vinculado estrechamente al Presidente de la República y voceado  como próximo Presidente del Congreso., como Freddy Otárola, más allá de sus deficiencias y errores, sea vapuleado públicamente por sus propios correligionarios en una clara y sórdida disputa por el control territorial y orgánico del partido y para ello tanto el congresista como la Directora de Gobierno Interior no escatiman esfuerzos en  rodearse de gente arribista, incapaz y sin escrúpulos, privilegiando la cantidad antes que la calidad. Es un grave error creer  que uno de ellos es la alternativa correcta para sacar adelante el partido y el gobierno.

Y ¿Qué dicen a todo esto el presidente Ollanta Humala, la Dirección Nacional del partido, la Primera Dama de la Nación, el señor Abugatás? No sabemos, pero lo que ya no es un secreto es que todos estos líos cada vez más graves y más públicos es parte de la crisis moral y política del partido y del gobierno, de la presencia de ideas y prácticas que contradicen sus principios fundacionales basados en servir al pueblo y no servirse de él.

Un partido que nació con nobles propósitos políticos y sociales y que cautivó a amplios sectores del pueblo con su propuesta de la Gran Transformación del país, pero que luego, una vez en el poder, fue abandonando para acomodarse y defender al sistema y  el status quo, no solo es el peor ejemplo para su militancia y funcionarios, sino el principal impulsor de la degeneración política de sus activistas y el primer responsable del ulterior fracaso de su gobierno.

¿Lograrán sus fuerzas sanas revertir esta situación? Digna labor de brujos, adivinos y hechiceros. A los analistas solo nos toca decir las cosas tal como son, sin miopias ni sorderas. ([email protected])